domingo, 8 de abril de 2018

NAZIS EN LA ANTÁRTIDA



Antecedentes a la operación HighJump





Antes de hablar sobre la operación HighJump. existieron unos antecedentes que llevaron a la ejecución de dicha misión. En 1938 y 1939, la Sociedad Alemana de Investigaciones Polares buscaba la exploración circunstancial del territorio antártico (Polo sur), liderada por Alfred Ritscher. La expedición se asentó en la región antártica “Queen Maud Land” (562.000 km2). Los abrumadores efectivos militares, el tiempo y dinero invertidos llevaron a la especulación ¿Qué estarían tramando los alemanes en aquel recóndito lugar?
Lo que pretendían era construir una enorme base subterránea bajo el frío hielo antártico, Adolf Hitler y otros exiliados comenzaron en secreto dicha labor, querían renacer tras la derrota y construir armas tecnológicamente avanzadas y terribles.
Según el famoso historiador e investigador J. Garrido, tras la caída de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y su rendición, el almirante Doenitz afirmó: “Nunca nos rendiremos ante los aliados”


La extraña operación militar




La operación highjump, es considerada una de tantas historias oscuras descatalogadas para el gobierno militar, una vez más sería otra de las historias que los cospiranoicos han tenido en su punto de mira a lo largo de tantos años. Nos remontamos a la época de la Segunda Guerra Mundial entre finales de 1946 y comienzos de 1947, EE. UU. supuestamente crea una unidad militar altamente preparada para expediciones y asalto, cuyos objetivos no han quedado muy claros.
Su misión empezaría en el Mar de Ross y su destino acabaría en la Antártida, esta unidad fue denominada la Task Force 68 compuesta por 13 barcos de fuerza militar como destructores, buques con armamento y provisiones. 2 lanzadores de hidroplanos, un submarino (El Sennet), un portaaviones (Philipine Sea) y 4.200 militares. El líder de la misión fue Richar Evelyn Byrd. Oficialmente la Operación Highjump se centraría en simples maniobras que tenían por objeto “probar equipos militares y tropa en condiciones antárticas” cuya duración estaría entre 9 y 10 meses.


Las declaraciones de Byrd

El almirante Byrd pronunció en febrero de 1947 estas palabras exactamente ante una revista que le hace un reportero:
” los Estados Unidos serían atacados por aviones que pueden volar de un polo a otro con increíble velocidad”
(original inglés: “necessary for the USA to take defensive actions against enemy air fighters which come from the polar regions” and “in case of a new war, the USA would be attacked by fighters that are able to fly from one pole to the next with incredible speed”).


La operación HighJump que lideró Byrd tenía como objetivo el entrenamiento del pelotón en circunstancias extremas pero los antecedentes alemanes, los vuelos que Byrd ya había protagonizado por el ártico y todo el arsenal desplegado con los barcos nos hacen pensar que hay algo oculto en todo esto.
La operación HighJump tenía como verdadero objetivo adquirir los prototipos de tecnologías exóticas para la naturaleza humana que en 1937 tenían los Nazis en su base subterránea.
Tras las declaraciones, no que no sentaron muy bien al gobierno estadounidense, pasaron unas semanas hasta que murió de forma extraña, James Forrestal, Secretario de Defensa en el período de la operación, es internado en 1948 en un hospital, donde bajo extrañas circunstancias cae de un décimo piso. La muerte de Byrd hubiera sido demasiado llamativa para la sociedad, ya que esta persona tenía mucha repercusión para el pueblo.
Durante la operación HighJump se tomaron 70.000 fotografías aéreas de la zona por parte de una estación de reconocimiento cercana, los americanos estaban buscando algo.
Bombas atómicas empleadas en el antártico

Algunos autores indican que se detonaron bombas atómicas en Neuschwabenland. Estas explosiones atómicas serían la causa del actual agujero de la capa de ozono en la Antártida. De cualquiera de las formas, las bases alemanas en la Antártida no estaban en superficie, sino que eran subterráneas. ¿Contaban los alemanes del Reich con la posibilidad de un ataque atómico? Sin duda. Tengamos en cuenta que los norteamericanos no habían tenido reparos en lanzar dos bombas atómicas contra los núcleos civiles japoneses de Hiroshima y Nagasaki, en que perecieron carbonizados cientos de miles de personas inocentes y quedaron con graves secuelas de por vida otros tantos. ¿Podían tener entonces reparos en lanzar bombas atómicas contra un continente sólo habitado por nazis y pingüinos?
Según ciertas fuentes, sí es seguro que por lo menos en 1958, año en que se realizó una nueva “expedición” estadounidense a la Antártida, se llevaron armas nucleares y se emplearon tres veces: el 27 y 30 de agosto y el 9 de septiembre. Ninguno de los tres misiles atómicos explosionó en el suelo antártico, sino que, sin encontrársele explicación, estallaron en pleno vuelo sobre el mar cuando se dirigían a su objetivo.



Las extrañas muertes en la “operación de entrenamiento”

Las fuerzas de Deuschwabenland intentaron defender sus tierras se sabe que se perdieron varios aviones de combate y material aéreo de alta tecnología, y que hubo pérdidas humanas, en concreto muertes de marines norteamericanos. ¿Todo esto en una operación de adiestramiento?
En los Estados Unidos fue muy difícil justificar a la opinión pública las bajas acaecidas en la Antártida, pero el caso fue oficialmente cerrado. Los militares llamaron a esta operación como “la guerra de los pingüinos” (penguin war), después de que el gobierno federal declarara una y otra vez a la suspicaz opinión pública norteamericana que en la Antártida sólo vivían pingüinos y que las bajas de personal militar se debían a desafortunados accidentes…




La gran explicación de toda esta operación culmina sobre los avistamientos OVNI en forma de puro que empezaron a verse a raíz de todo esto por diferentes zonas ¿Es posible que toda la operación tuviera como finalidad rescatar un OVNI enterrado en la fría nieve?
En seguida, el 27 de agosto y el 9 de septiembre de aquel mismo año, el gobierno de Sudáfrica declara detectar dos emisiones electromagnéticas de alta energía, comparables con explosiones nucleares en el área antártico-cercana a sus costas, que corresponde a la zona de Neuschwabenland, una manifestación de carácter subterránea y otra en la superficie. Otros avistamientos conocidos de Ovnis en la Antártica fueron declarados en los años siguientes, especialmente los de 1964 y 1969, por parte de personal de bases militares tanto argentinas como chilenas.
Byrd comentó en otra misión hacia tierras desconocidas del Ártico (Polo norte), como existían unas ciertas cavidades en un área determinada de la zona que ahondaban hacia el interior de la tierra, esto lo expondremos más adelante, porque este personaje encierra muchos más misterios ocultos militares como la Operación Deepfreeze.

Sin duda, la operación HighJump plantea un encubrimiento a gran escala para obtener tecnologías extrañas, que podrían haber sido empleadas sobre el proyecto aurora del cual hemos hablado también en esta web. Un saludo y os animo a investigar sobre ello.




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sábado, 17 de marzo de 2018

LOS NAZIS Y EL OCULTISMO.












Uno de los clichés del posmodernismo es la idea de que la racionalidad y la Ilustración trajeron consigo la tragedia del nazismo. Este mantra ha sido repetido hasta la saciedad por gente como Adorno, Horkheimer y Baumann. Pues bien, es necesario rebatir esto una y otra vez. No fueron la racionalidad y la Ilustración las responsables del nazismo, sino más bien la falta de racionalidad y la contrailustración.

Podemos formarnos esta idea, especialmente al tener en cuenta el significativo peso que el ocultismo tuvo en el proyecto nazi. Sobre este tema, es aceptable admitir, hay mucha especulación. Algunos escépticos dudan de que hubiera una firme conexión entre la tradición ocultista y el nazismo. Ciertamente, muchos de los alegatos sobre las raíces ocultistas del nazismo parecen sacados de teorías conspiranoicas y de películas fantasiosas como En busca del arca perdida. Pero, algunas teorías conspiranoicas sí resultan ser verdaderas, y me inclino a pensar que, en este caso, sí hay bastante evidencia de que, tras el nazismo, había todo un entramado de sociedades secretas y extrañas ideas mágicas y religiosas. Los libros de los historiadores Peter Lavenda y Nicholas Goodrick-Clarke me han convencido de esta tesis.



Son muchos los datos que se cubren en esos libros, pero señalaré los más relevantes. La formación ideológica de Hitler debió mucho a tres ocultistas que ejercieron mucha influencia sobre él. La primera fue Madame Blavatsky, la fundadora del movimiento teosófico en el siglo XIX. Blavatsky dio continuidad al mito de la Atlántida, y postuló que la raza que logró escapar de aquella mítica isla, fue la raza aria. Luego, en las dos primeras décadas del siglo XX, Guido Von List, un misterioso filósofo, empezó a enseñar la doctrina según la cual, estos arios eran los antiguos germanos descritos por Tácito. Un poco tiempo después, ya en tiempos de Hitler, un ex-monje católico, Jorg Van Liebenfels, formuló la teoría según la cual, los arios eran descendientes de deidades interestelares, mientras que las otras razas eran descendientes de cruces entre monos y hombres. Liebenfels empezó a postular que los judíos eran los máximos representantes de esa raza producto de cruces entre monos y humanos, y continuamente publicó estas ideas en Ostara, una revista que el joven Hitler leía con frecuencia. Según el testimonio de Liebenfels, Hitler acudió a él solicitando más información sobre sus teorías.
Después de la I Guerra Mundial (durante la cual, Hitler supuestamente oyó una voz divina que le indicó alejarse de un pelotón que fue inmediatamente bombardeado, con lo cual logró salvar su vida), Hitler fue asignado como agente para espiar un partido de trabajadores, que supuestamente tenía inclinaciones comunistas. En realidad, el partido resultó ser de extrema derecha, tanto así que Hitler terminó convirtiéndose en su líder, y eventualmente este partido pasaría a ser el partido nazi. En sus orígenes, este partido tuvo bastante conexión con un grupo de ocultistas, la “Sociedad Thule”, la cual se nutría de las enseñanzas de List y Liebenfels.

No sabemos bien cuán imbuido estaba Hitler en el ocultismo del partido que él empezó a liderar, pero lo cierto es que una de las figuras que lo acogió en el partido, y que lo introdujo a personajes influyentes que sirvieron para desarrollar su carrera política, fue Dietrich Eckart. Eckart, a quien está dedicado el libro de Hitler, Mi lucha, tenía mucho interés en el ocultismo.

Esto no es evidencia concluyente de que Hitler participaba en círculos ocultistas, pero sí es un hecho histórico que, después de su fracaso inicial como político tras un fallido intento de golpe de Estado, Hitler fue acogido por un astrólogo, Erik Jan Hanussen. Este astrólogo entrenó a Hitler en el desarrollo de los gestos teatrales que luego le serían muy provechosos en su carrera política, y le formuló una profecía: en cuestión de poco tiempo, la suerte de Hitler le cambiaría. Hanussen recomendó a Hitler ir a su pueblo natal y extraer una raíz de mandrake (una planta con forma humana, muy favorecida por los alquimistas), pues eso serviría en talismán para lograr el hechizo que le permitiría acceder al poder. Según parece, no fue Hitler, sino el propio Hanussen quien hizo el ritual con la mandrake, pero hay algunos indicios de que Hanussen luego enseñó a Hitler cómo utilizar esa planta con propósitos mágicos.
La historia que se narra en, En busca del arca perdida (la primera película de Indiana Jones), sobre las expediciones nazis para encontrar el arca de la alianza, es falsa. Pero, sí  hay indicios de que, una vez en el poder, los nazis tuvieron interés en recuperar el santo grial (la copa de la cual supuestamente Jesús bebió vino en la última cena), y que dirigieron expediciones en su búsqueda, sobre todo en los lugares de Francia en los que los cátaros tuvieron influencia, y posiblemente también en España (pues algunas tradiciones remontan el grial a ese país).

Hay más seguridad en la hipótesis de que Hitler creyese en los poderes mágicos de la lanza con la cual supuestamente el soldado romano hirió el costado de Jesús en la crucifixión. Esta lanza estaba exhibida en un museo de Viena, y cuando Hitler ocupó esta ciudad, se apoderó de ella.
Se ha explorado también la hipótesis de que los nazis creían que la Tierra es un planeta hueco, y que podría haber inframundos, poblados por civilizaciones perdidas que tuvieran alguna conexión con la original raza aria. También, aparentemente, algunos nazis tenían la creencia de que la Tierra es en sí misma el interior de un planeta aún más grande, y que sobre nosotros hay un firmamento:, de forma tal que si se envían señales hacia el cielo, éstas podrían rebotar y ser detectadas.

Sabemos con plena seguridad que, antes del inicio de la guerra, los nazis enviaron una expedición científica al Tíbet. Según Peter Lavenda, parte del objetivo de esa expedición era buscar vestigios de civilizaciones perdidas y evaluar cuán cercanos eran los tibetanos a la raza aria original. Se ha manejado también la hipótesis de que los nazis enviaron expediciones a la Antártida buscando civilizaciones perdidas, bajo la teoría de que, en algún momento, ese continente era apto para las civilizaciones, e incluso, que podría haber cráteres que comunicaran con los inframundos.



Los historiadores no están muy seguros si Hitler en realidad participaba de todas estas cosas. Quizás los ocultistas eran algunos nazis de menor rango, y Hitler se mantuvo al margen de todo esto. Pero, hay mucha más seguridad en que dos personajes de alto rango en la jerarquía nazi, sí tenían sumo interés en el ocultismo. Se trata de Rudolf Hess y Heinrich Himmler.
Hess es de por sí un personaje que se presta a todo tipo de teorías conspiranoicas, pues en 1941 viajó en avión solo hasta Escocia, pidiendo hablar con Churchill para intentar negociar la paz. Hess permaneció prisionero durante el resto de su vida. Hitler siempre dijo que desautorizó aquella operación, y alegó que Hess estaba loco. Las teorías conspiranoicas dicen que Hitler en realidad sí había autorizado aquella operación, pero que fracasó, en vista de que Churchill no lo quiso recibir. En todo caso, hay algunos indicios de que Hess emprendió su viaje siguiendo designios astrológicos.
Sobre Himmler, sí sabemos plenamente que estuvo inmerso en el ocultismo. Se creía la reencarnación de Enrique I el pajarero, un rey alemán del siglo X. Himmler se encargó de organizar la SS, la unidad de tropas élites del III Reich. Himmler tomó un selecto grupo de soldados de este cuerpo, y los inició en rituales ocultistas en el castillo de Wewelsburg; el más significativo de esos rituales fue la exhumación de los restos mortales de Enrique I. Su idea era conformar una organización similar a la del rey Arturo con los caballeros de la mesa redonda.

¿Está el exceso de racionalidad detrás de todo esto? ¿Promovería la Ilustración la creencia en el poder de reliquias antiguas, razas de hombres en islas mitológicas y designios astrológicos? Por supuesto que no. Contrariamente a lo que postula el cliché posmoderno, el nazismo no es atribuible a la Ilustración, el positivismo y la racionalidad. El nazismo es más bien producto de la irracionalidad y la larga tradición contrailustrada, en buena medida promovida por el romanticismo alemán de inicios del siglo XIX que, a finales de ese mismo siglo, derivó hacia el ocultismo, del cual se nutrió el nazismo.


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ALEMANIA NAZI

CC por google.com



La Alemania nazi o nacionalsocialista son términos historiográficos normalmente empleados para referirse al periodo de la historia de Alemania comprendido entre 1933 y 1945, cuando el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) de Adolf Hitler gobernó el país. Oficialmente, el Estado alemán continuó denominándose Deutsches Reich («Imperio alemán») como lo había sido ya en épocas anteriores desde 1871. Sin embargo, en 1943 el gobierno nazi decidió adoptar la denominación Großdeutsches Reich («Gran Imperio alemán»), que continuaría empleándose hasta 1945. Utilizando la propia terminología nazi, también es frecuente la denominación Tercer Reich para referirse a esta época.

Bajo el gobierno de Hitler, Alemania se transformó en un Estado fascista, que controlaba casi todos los aspectos de la vida. Después de que Hitler fuera nombrado canciller por el presidente Paul von Hindenburg, el 30 de enero de 1933, el Partido Nazi comenzó a eliminar toda la oposición política y a consolidar su poder. Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934, por lo que Hitler se convirtió en dictador de Alemania cuando se fusionaron los poderes y las oficinas de la Cancillería y de la Presidencia. El día 19 de agosto de 1934, mediante un referéndum nacional, Hitler fue confirmado como Führer de Alemania. Todo el poder se concentró en manos de Adolf Hitler, y según el principio del Führerprinzip su palabra estaba por encima de todas las leyes. El gobierno no era un cuerpo cooperativo coordinado, sino más bien una agrupación de facciones que luchaban por acumular poder y ganar el favor de Hitler. En medio de la Gran Depresión, los nazis restauraron la estabilidad económica y acabaron con el desempleo de masas utilizando los elevados gastos militares y una economía mixta. Se llevaron a cabo amplias obras públicas, incluyendo la construcción de las famosas autopistas.

El retorno a la estabilidad económica impulsó la popularidad del régimen. El racismo, especialmente el antisemitismo, fue una de las características centrales de la ideología oficial. Los pueblos germánicos —también llamados de raza nórdica— fueron considerados la representación más pura del arianismo, presentándose como una raza superior, en virtud de lo cual los judíos y otros grupos étnicos considerados indeseables fueron perseguidos o asesinados, y la oposición al gobierno de Hitler fue reprimida de forma sistemática.

Miembros de la oposición liberal, socialista y comunista fueron asesinados, encarcelados o forzados al exilio. Las iglesias cristianas también padecieron represión, viendo cómo muchos de sus líderes eran llevados a la cárcel. La educación se centró en la biología racial, política de población y aptitud para el servicio militar. Se redujeron las carreras y oportunidades de educación para las mujeres. La recreación y el turismo se organizaron a través del programa Kraft durch Freude (‘Fuerza a través de la alegría’) y los Juegos Olímpicos de 1936 presentaron al Tercer Reich en el escenario internacional.
El ministro de propaganda Joseph Goebbels hizo uso eficaz de las películas, los mítines de masa oratoria, y los discursos de Hitler para controlar la opinión pública. El gobierno controlaba la expresión artística, promovía formas de arte específicas y desalentaba o prohibía otras.

La Alemania nazi hizo demandas territoriales cada vez más agresivas, amenazando con la guerra si no se cumplían. Austria y Checoslovaquia fueron anexionadas en 1938 y 1939. En septiembre de 1939 acabó invadiendo Polonia, lo que marcó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Europa. En alianza con Italia y las Potencias del Eje, Alemania conquistó la mayor parte de Europa en 1940 y amenazó a Reino Unido. Reichskommissariats tomó el control brutal de las áreas conquistadas, y una administración alemana se estableció en Polonia. Judíos y otras personas consideradas indeseables fueron encarcelados y asesinados en campos de concentración nazis y los campos de exterminio. La aplicación de las políticas raciales del régimen culminó con el asesinato en masa de judíos y otras minorías en el Holocausto.

Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941, la marea se volvió contra el Tercer Reich, sufriendo graves derrotas militares a partir de 1942. Se produjeron bombardeos a gran escala de las ciudades alemanas, líneas ferroviarias, y las plantas de petróleo en 1944. Alemania fue invadida en 1945 por los soviéticos desde el este y por los aliados occidentales desde el oeste. La negativa de Hitler a admitir la derrota llevó a la destrucción masiva de la infraestructura alemana y la pérdida innecesaria de vidas en los últimos meses de la guerra. Los aliados iniciaron tras el fin del conflicto una política de desnazificación y llevaron a los líderes nazis supervivientes a juicio por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y guerra de agresión en los Juicios de Núremberg.



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